Ventana Pastoral
  Nuestros Principios bautistas
 
CARTA ABIERTA
A LAS IGLESIAS, CAMPOS MISIONEROS, ORGANISMOS E INSTITUCIONES DE LA
ASOCIACIÓN BAUTISTA DE EL SALVADOR
Octubre del 2003


Hermanas y hermanos bautistas, les saludamos en “el amor de Cristo que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios” (Ef. 3:19).

“Solícitos en guardar la unidad del espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo y un espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos”.  (Ef. 4:3-6)

La historia de la Iglesia cristiana, nos da testimonio repetidamente de cómo la Iglesia (en un sentido institucional) ha procurado siempre definir algún cuerpo de doctrinas, credos o declaraciones de fe que le dé alguna garantía para la comunión, la enseñanza y la praxis de sus fieles.

Posiblemente los credos o confesiones tengan alguna utilidad para la explicación de la fe, pero al mismo tiempo hay que tener presente, que estos por naturaleza tienden a ser excluyentes. Por esta razón, también para nosotros los bautistas salvadoreños de ABES, resulta de vital importancia tener como uno de nuestros principios fundamentales Las Sagradas Escrituras como la autoridad única en materia de fe y practica. Debido a esto, procuramos en lo sucesivo presentar para la consideración de nuestras Iglesias, la presente propuesta de principios doctrinales bautistas, a fin de dar una pauta doctrinal que coadyuve para la unidad de nuestra comunidad de fe y se afiancen los lazos de nuestra unidad y fraternidad en Cristo.

Como Junta Directiva y Alianza Ministerial Bautista, esperamos que este documento de doctrinas básicas no vaya a terminar en una gaveta, sino que sea material de estudio en los diferentes espacios de educación cristiana de nuestras Iglesias, campos misioneros, organismos e instituciones de la ASOCIACIÓN BAUTISTA DE EL SALVADOR – ABES.

Atentamente, por la comisión de redacción y propuesta de los Principios Bautistas,

Hno. Miguel Ángel Duarte Recinos
Presidente de Junta Directiva de ABES

Declaración de Fe y Principios
De la Asociación Bautista de El Salvador


I.    Las Escrituras.

Creemos que la Santa Biblia fue escrita por hombres divinamente inspirados y registra la revelación que Dios hace de sí mismo al hombre. Es divina y perfecta instrucción para el hombre.

Creemos que la Santa Biblia nos enseña los principios a través de los cuales Dios nos juzga y su fin es la salvación.

Creemos que las Sagradas Escrituras son y serán, hasta la Manifestación Gloriosa de nuestro Señor Jesucristo, el verdadero centro de unión Cristiana y la norma suprema por la cual deben juzgarse toda conducta humana. Toda la escritura es un testimonio de Jesús, quien es el mismo centro de la revelación divina.

Ex. 24:4, Dt. 4:1.2, 17:19, Jos. 8:34, Sal. 19:7-10; 119:11.89.105.140, Is. 34:16; 40:8, Jr. 15:16;36, Mt. 5:17.18; 22:29, Lc. 21:33; 24:44-46, Jn. 5:39; 16:13-15;17:17, Hch. 2:16ss; 17:11, Ro. 15:4; 16:25.26, 2Ti. 3:15-17, He. 1:1.2; 4:12, 1P. 1:25, 2P. 1:19-21.

II.    Dios.

Creemos que hay un solo Dios verdadero y viviente.

Creemos que Dios es un ser inteligente, espiritual y personal.

Creemos que Dios es creador, el Redentor, el Conservador y el Gobernante del universo.

Creemos que Dios es infinito en santidad y en todas las otras perfecciones.

Creemos que a Dios le debemos nuestro amor más elevado y la más fiel obediencia.

Creemos que Dios se nos revela, Él mismo como Padre, Hijo y Espíritu Santo, los cuales son atributos personales distintos, pero sin división de naturaleza, esencia o ser.

DIOS EL PADRE

Creemos que  Dios el Padre reina cuidando providencialmente en Su universo, en sus criaturas, y en la historia humana de acuerdo a los propósitos de Su gracia.

Creemos que Él es todo Poderoso, todo amor y toda sabiduría.

Creemos que Dios es verdaderamente Padre de todos aquellos que llegan a ser sus hijos por medio de la fe en Cristo Jesús.

Creemos que Él es paternal en su actitud para con todos los hombres.

Gn. 1:1; 2:7, Ex. 3:14; 6:23; 15:11ss.; 20:1ss, Lv. 22:2, Dt. 6:4; 32:6, 1Cor. 29:10, Sal. 19:1-3, Is 43:3.15; 64:8, Jer. 10:10; 17:13, Mt. 6:9ss.; 7:11; 23:9; 28:19, Mc. 1:9-11, Jn. 4:24; 5:26; 14:6-13; 17:1-8, Hch. 1:7, Ro. 8:14.5, 1Co. 8:6, Ga. 4:6, Ef. 4:6, Col. 1:15, 1Ti. 1:17, He. 11:6; 12:9, 1P. 1:17, 1Jn. 5:7.

DIOS EL HIJO

Creemos que Cristo es el hijo eterno de Dios.

Creemos que en su encarnación Jesucristo fué concebido del Espíritu Santo y nacido de la virgen María.

Creemos que Jesús reveló y cumplió totalmente la voluntad de Dios, tomando sobre si mismo las necesidades y las demandas de la naturaleza humana e identificándonos completamente con la humanidad y, sin embargo, no tiene pecado.

Creemos que Él honró la ley divina con su obediencia personal, y en su muerte en la cruz proveyó la redención del hombre el cual, así, quedó redimido del pecado.

Creemos que Él fué levantado de entre los muertos con un cuerpo glorificado y apareció a sus discípulos como la persona que estaba con ellos antes que fuera crucificado.

Creemos que ascendió a los cielos y que ahora esta exaltado a diestra de Dios Padre.

Creemos que Jesucristo es el único mediador, y tiene la naturaleza de Dios y del hombre.

Creemos que Él volverá con poder y gloria para juzgar al mundo y para consumar su misión redentora.

Creemos que Él ahora mora en todos los creyentes como el Señor viviente y omnipresente.

Gn. 18:1ss, Sal. 2:7ss; 110:1ss, Is. 7:14; 53, Mt. 1:18-23; 3:17; 8:29; 11:27; 14:33; 16:16.27; 17:5; 27; 28:1-6.19, Mc. 1:1; 3:11, Lc. 2:35:4:41; 20:70; 24:46, Jn. 1:1-18.29; 10:30.38; 11:25-27; 12:44-50; 14:7-11; 16:15.16.28; 17:1-5.21.22; 20:1-20.28, Hch. 1:9; 22:22-24; 7:55.56; 9:4.5.20, Ro. 12:3.4; 3:23-26; 5:6-21; 8:1-3.34; 10:4, 1Co. 1:30; 2:2; 8:6; 15:1-8.28-28; 2Co. 5:19-21, Ga. 4:4.5, Ef. 1:20; 3:11; 4:7-10, Fl. 2:5-11, Col. 1:13-22;29, Its. 4:14-18, 1Ti. 2:5.6; 3:16. Ti. 2:13.14, He. 1:1-3; 4:14.15; 7:14-28; 9:12-15.24-28; 12:2; 13:8, 1P. 2:21-25; 3:22, 1Jn. 1:7-9; 3:2; 4:14.15; 5:9, 2Jn. 7-9, Ap. 1:13-16; 5:9-14; 12:10.11; 13:8; 19:16.

DIOS EL ESPIRITU SANTO

Creemos que el Espíritu Santo es el Espíritu de Dios.

Creemos que Él inspiró a unos santos hombres de la antigüedad para que escribieran las escrituras.

Creemos que mediante la iluminación Él capacita a los hombres para que entiendan la verdad.

Creemos que Él exalta a Cristo.

Creemos que Él convence de pecado, justicia y juicio y llama a los hombres para que acudan al salvador.

Creemos que el Espíritu Santo efectúa la regeneración y cultiva el carácter cristiano.

Creemos que conforta a los creyentes y les otorga los dones espirituales a través de ellos le sirven a Dios  y por medio de su Iglesia.

Creemos que Él sella al creyente hasta el día de la redención final.

Creemos que su presencia en el cristiano da la seguridad de que Dios conducirá al creyente hasta que este adquiera la plenitud de la estatura de Cristo.

Creemos que Él ilumina y da poder al creyente y a la Iglesia en la adoración, la evangelización y el servicio.

Gn. 1:2, Jue. 14:6, Job 26:13, Sal. 51:11; 139:7ss, Is. 61:1-3, Joel 2:28-32, Mt. 1:18; 3:16; 4:1; 12:28-32; 28:19, Mc. 1:10.12, Lc. 1:35; 4:1.18.19; 11:13; 12:12; 24:49, Jn. 4:24; 14:16.17; 15:26; 16:7-14, Hch. 1:8; 2:1-4.38; 4:31; 5:3; 6:3; 7:55; 8:17; 39; 10:44; 13:2; 15:28; 16:16; 19:1-6, Ro. 8:9-11.14-16.26.27, 1Co. 2:10-14; 3:16; 12:3-11, Ga. 4:6, Ef. 1:13.14; 4:30; 5:18. 1Ts. 5:19, 1Ti. 3:16; 4:1, 2Ti. 1:14; 3:16, He. 9:8.14, 2P. 1:21, 1Jn. 4:13; 5:6.7, Ap. 1:10; 22:17.

III.    El Hombre.

Creemos que Dios por un acto especial, creó a Su propia imagen al hombre.

Creemos que el hombre es la obra cumbre de la creación de Dios.

Creemos que en el principio el hombre era inocente de pecado y estaba dotado de libre albedrío por Su Creador.

Creemos que por este libre albedrío el hombre pecó en contra de Dios e introdujo el pecado en la raza humana.

Creemos que mediante la tentación de Satanás, el hombre transgredió el mandamiento de Dios y perdió su inocencia original.

Creemos que por lo anterior el hombre le heredó a su posteridad una naturaleza y un ambiente con tendencia a pecar.

Creemos que en el momento que esa posteridad es capaz de realizar una acción moral queda bajo la responsabilidad de convertirse en transgresora de la ley divina y de sufrir la condenación.

Creemos que solamente la gracia de Dios puede hacer que el hombre vuelva a estar en santa comunión con Dios, y puede capacitar al hombre para que cumpla el propósito creativo de Dios.

Creemos que el carácter sagrado de la personalidad humana es evidente, porque Dios creó al hombre a Su Propia imagen y porque Cristo murió por el hombre.

Creemos por tanto que cada hombre posee dignidad y merece respeto y amor cristianos.

Gn. 1:26-30; 2:5.7.18-22; 3; 9:6, Sal. 1; 8:3-6; 32:1-5; 51:5, Is. 6:5, Jer. 17:5, Mt. 16:26, Hch. 17:26-31, Ro. 1:19-32; 3:10-18.23; 5:6.12.19; 6:6; 7:14-25; 8:14-18.29, 1Co. 1:21-31; 15:19.21.22, Ef. 2:1-22, Col. 1:21.22: 3:9-11.

IV. LA SALVACIÓN

Creemos que la salvación incluye la redención de todo el hombre, de todo lo que él es.

Creemos que la salvación se ofrece gratuitamente a todos aquellos que aceptan a Jesucristo como salvador y señor.

Creemos que Jesucristo con su propia sangre obtuvo la redención eterna para el creyente.

Creemos que en su sentido mas amplio la salvación incluye la regeneración, la santificación y la glorificación.

A.    Creemos que la Regeneración o el nuevo nacimiento es una obra de la gracia de Dios por la cual los creyentes llegan a ser nuevas criaturas en Cristo Jesús.

-    Creemos que la regeneración es un cambio de vida realizado por el espíritu santo por medio de la convicción de pecado, a lo cual el pecador responde en arrepentimiento hacia Dios y fe en el Señor Jesucristo.
-    Creemos que el arrepentimiento y la fe son inseparables experiencias de gracia. El arrepentimiento es una verdadera conversión del pecado hacia la gracia de Dios.
-    Creemos que la fe es la aceptación de Jesucristo en la entrega de toda la personalidad a Él como Salvador y Señor.
-    Creemos que la justificación es la absolución o exculpación completa y misericordiosa que Dios concede a todos los pecadores que se arrepienten y creen en Cristo; Dios para hacer esto se basa en los principios de Su Justicia.
-    Creemos que la justificación pone al creyente en una relación de paz y favor para con Dios.

B.    Creemos que la santificación es la experiencia que comienza en la regeneración, mediante la cual el creyente es preparado para cumplir los propósitos de Dios, y capacitado para progresar hacia la perfección moral y espiritual por la presencia y el poder del Espíritu Santo que mora en él.
   
-    Creemos que el crecimiiento en gracia debe de continuar durante toda la vida del creyente.

C.    Creemos que la glorificación es la culminación de la salvación y es el estado bendito, final y permanente del redimido.

Gn.  3:15, Ex. 3:14-17; 6:2-8, Mt. 1:21; 4:17; 16:21-26; 27:22-28:6, Lc. 1:68.69; 2:28-32, Jn. 1 :11-14.29; 3 :3-21.36; 5 :24; 10 :9.28.29; 15 :1-16; 17 :17, Hch. 2 :21 ; 4 :12; 15 :11 ; 16 :30.31; 17 :30.31; 20 :32, Ro.1:16-18 ; 2 :4 ; 3 :23-25 ; 4 :3ss; 5 :8-10 ; 6 :1-23 ; 8 :1-18.29.39; 10 :9.10.13; 13 :11-14, 1Co.1.18.30; 6:19.20; 5:10, 2Co.5:17-20, Ga.2:20; 3:13; 5:22-25; 6:15, Ef.1:7; 2:8-22; 4:11-16, Fi. 2:12.13, Col.1:9-22; 3:1ss, 1Ts.5:23.24, 2Ti.1:12, Ti.2:11-14, He.2:1-3; 5:8.9; 9:24-28; 11:1-12:8.14, St.2:14-26, 1P.1:2-23, 1Jn.1:6-2:11, Ap.3:20; 21:1-22:5.

V. El propósito de la gracia de Dios

Creemos que la elección es el propósito misericordioso de Dios, según el cual Él regenera, santifica y glorifica a los pecadores.

Creemos que la elección es consistente con el libre albedrío del hombre, e incluye todos los medios que están en armonía con el fin.

Creemos que la elección es una manifestación gloriosa de la soberana bondad de Dios,  y es infinitamente sabia, e inmutable. Excluye la jactancia y promueve la humildad.

Creemos que todos los verdaderos creyentes perseveran hasta el fin.

Creemos que aquellos a quienes Dios ha aceptado en Cristo y ha santificado por su Espíritu Santo, jamás caerán del estado de gracia, sino que perseveraran hasta el fin.

Creemos que los creyentes pueden caer en pecado por negligencia y tentación, por lo cual contristan al Espíritu, menoscaban sus virtudes y su bienestar espiritual, hacen que hayan reproches para la causa de Cristo y juicios temporales adversos a ellos; sin embargo, ellos serán guardados por el poder de Dios y la fe que produce salvación.

Gn. 12:1-3, Ex.19:5-8, 1S.8:4-7.19-22, Is.5:1-7, Jer.31:31ss, Mt.16:18.19; 21:28-45; 35:34, Lc.1:68-79; 2:29-32; 19:41-44; 24:44-48, Jn.1:12-14; 3:16; 5:24; 6:44.44.65; 10:27-29; 15:16; 17:6.12.17.18, Hch.20:32, Ro.5:9.10; 8:28-39; 10:12-15; 115:5-7.26-36, 1Co. 1:1.2; 15:24-28, Ef.1:4-23; 2:1-10; 3:1-11, Col.1:12-14, 2Ts.2:3.14, 2Ti.1:12; 2:10.19, He.11:39-12:2, 1P.1:2-5.13; 2:4-10, 1Jn.1:7-9; 2:19; 3:2.

VI. La Iglesia

Creemos que una Iglesia neocristiana del Señor Jesucristo es un cuerpo local de creyentes bautizados, los cuales están asociados por medio de un pacto, en la fe y en la confraternidad del evangelio; observan las dos ordenanzas de Cristo, y se someten a Sus enseñanzas; ejercitan los dones, los derechos y los privilegios con los cuales son dotados por Su Palabra, y procuran anunciar el evangelio hasta los fines de la tierra.

Creemos que esta Iglesia es un cuerpo autónomo, que trabaja por medio de un procedimiento democrático bajo el señorío de Jesucristo. Creemos que en la congregación los miembros son igualmente responsables.

Creemos que en tal congregación sus oficiales escriturarios son pastores y diáconos.

Creemos que el Nuevo Testamento habla también de la Iglesia como el Cuerpo de Cristo, el cual incluye todos los redimidos de todos los tiempos.

Mt.16:15-19; 18:15-20, Hch.2:41.42.47; 5:11-14; 6:3-6; 13:1-3; 14:23.27; 15:1-30; 16:5; 20:28, Ro.1:7, 1Co.1:2; 3:16; 5:4.5; 7:17; 9:13.14; 12, Ef. 1:22.23; 2:19-22; 3:8-11.21; 5:22-32, Fi.1:1, Col.1:18, 1Ti.3:1-15; 4:14, 1P.5:1-14, Ap.2-3, 21:2.3.

VII. El Bautismo y la cena del Señor.

Creemos que el bautismo cristiano es el acto de sumergir al creyente, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Creemos que el bautismo es un acto de obediencia que simboliza la fe del creyente en un Salvador crucificado, sepultado y resucitado, la muerte del creyente al pecado, el sepultar la vieja vida, y la resurrección para andar en novedad de vida en Cristo Jesús. Creemos que el bautismo es un testimonio de la fe del creyente en la final resurrección de los muertos.

Creemos que el bautismo por ser una ordenanza de la Iglesia, es un requisito previo al derecho de gozar de los privilegios de miembro de la Iglesia y participar en la cena del Señor.

Creemos que la cena del Señor es un acto simbólico de obediencia por el cual los miembros de la Iglesia, al participar del pan y del fruto de la vid, rememoran la muerte del Redentor y anuncian Su futura Manifestación Gloriosa.

Mt.3:13-17; 26:26-30; 28:19.20, Mc.1:9-11; 14:22-26, Lc.3:21.22; 22:19.20, Jn.3:23, Hch.2:41.42; 8:35-39; 16:30-33; 20:7, Ro.6:3-5, 1Co.10:16.21; 11:23-29, Col.2:12.

VIII. El día del Señor

Creemos que el primer día de la semana es el día del Señor.

Creemos que el Día del Señor es una institución cristiana de observancia regular.

Creemos que el Día del Señor conmemora la resurrección de Cristo de entre los muertos y debe de ser empleado en el ejercicio de la adoración y la devoción espiritual, tanto pública como privadamente, absteniéndose de las diversiones mundanas, y descansando de los trabajos seculares, esperándose que únicamente se haga el trabajo indispensable y de misericordia.

Ex.20:8-11, Mt.12:1-12; 28:1ss, Mc.2:27.28; 16:1-7, Lc.24:1-3.33-36, Jn.4 :21-24 ; 20 :1.19-28, Hch.20:7, 1Co.16:1.2, Col.2:16; 3:16, Ap.1:10.

IX. El Reino.

Creemos que el Reino de Dios incluye tanto Su soberanía general sobre el universo como Su señorío particular sobre los hombres que voluntariamente lo reconocen como Rey.

Creemos que particularmente el reino es reino de la salvación, en el cual los hombres entran mediante su entrega a Jesucristo, por medio de una fe semejante a la de un niño.

Creemos que los cristianos deben orar y trabajar para que venga el reino, y para que la voluntad de Dios sea hecha en la tierra.

Creemos que la plena consumación del reino se efectuará cuado el Señor Jesús venga por segunda vez y cuando acontezca el fin de este siglo.

Gn.1:1; Is.9:6-7, Jer.23:5.6, Mt.3:2; 4:8-10.23; 12:25-28; 13:1-52; 25:31-46; 26:29, Mc.1:14.15; 9:1, Lc.4:43; 8:1; 9:2; 12:31.32; 17:20.21; 23:42, Jn.3:3; 18:36, Hch.1:6.7; 17:22-31, Ro.5:17; 8:19, 1Co.15:24-28, Col.1:13, He.11:10.16; 12:28, 1P.2:4-10; 4:13, Ap.1:6.9; 5:10; 11:15.21.22.

X. Las últimas cosas.

Creemos que Dios, a Su tiempo, y a Su manera, traerá al mundo a su fin apropiado.
Creemos que según Su promesa Cristo regresará a la tierra de una manera personal y visible en gloria; los muertos serán resucitados, y cristo juzgará en justicia a todos los hombres.

Creemos que los impíos serán consignados al lago de fuego, que es el lugar de eterno castigo.

Creemos que los justos, con sus cuerpos resucitados y glorificados recibirán su galardón y morarán para siempre en el cielo con el Señor.

Is.2:4; 11:9, Mt.16:27; 18:8.9; 19:28; 24:27.30.36.44; 25:31-46; 26:64, Mc.8:38; 9:43-48, Lc.12:40.48; 16:19-26; 17:22-37; 21:27.28, Jn.14:1-3, Hch.1:11; 17:31, Ro.14:10, 1Co.4:5; 15:24-28.35.38, 2Co.5:10, Fil.3:20.21, Col.1:5; 3:4, 1Ts.4:17-18; 5:1ss, 2Ti.1:7ss; 2, 1Ti.6:14, 2Ti.4:1.8, Ti.2:13, He.9:27.28, Stg.5:8, 2P.3:7ss, 1Jn.2:28; 3:2, Jd.14, Ap.1:18; 3:11; 20:1-22.13.

XI. Evangelización y Misiones.

Creemos que es deber y privilegio de cada creyente en Cristo y de cada Iglesia del Señor Jesús esforzarse por hacer discípulos de todas las naciones.

Creemos que el esfuerzo misionero de parte de todos depende de una necesidad espiritual de la vida regenerada; y expresa y se ordena en las enseñanzas de Cristo.

Creemos que es deber de cada hijo de Dios tratar de ganar constantemente para Cristo a los perdidos, mediante un esfuerzo personal y por todos los otros medios que estén en armonía con el evangelio de Jesucristo.

Gn.12:1-3, Ex.19:5.6, Is.6:1-8, Mt.9:37.38; 10:5-15; 13:18-30.37-43; 16:19; 22:9.10; 24:14; 28:18-20, Lc.10:1-18; 24:46-53, Jn.14:11.12; 15:7.8.16; 17:15; 20:21, Hch.1:8; 2; 8:26-40; 10:42-48; 13.2.3, Ro.10:3-15, Ef.3:1-11, 1Ts.1:8, 2Ti.4:5, He.2:1-3; 11:39-12:2, 1P.2:4-10, Ap.22:17.

XII. Educación.

Creemos que la causa de la educación en el reino de Cristo está coordinada con las causas de las misiones y la beneficencia general, y juntamente con éstas debe recibir sostenimiento liberal de parte de las iglesias.

Creemos que para completar el programa espiritual del pueblo de Cristo es necesario tener un sistema adecuado de escuelas cristianas.

Creemos que en la educación cristiana debe de haber un equilibrio adecuado entre la libertad académica y la responsabilidad académica. La libertad, en cualquier relación ordenada de la vida humana, es siempre limitada y nunca es absoluta. La libertad de un maestro en una escuela cristiana, en un colegio, en una universidad o en un seminario está limitada por la preeminencia de Jesucristo, por la naturaleza autoritativa de las Escrituras, y por el propósito preciso por el cual la escuela existe.

Dt.4:1.5.9.14; 6:1-10: 31:12.13, Neh.8:1-8, Job.28:68, Sal.19:7ss; 119:11, Pr.3:13ss; 4:1-10; 8:1-7.11; 15:14, Ec.7:19, Mt.5:2; 7:24ss; 28:19.20, Lc.2:40, 1Co.1:18-31, Ef.4:11-16, Fi.4:8, Co.2:3.8.9, 1Ti.1:3-7, 2Ti.2:15; 3:14-17, He.5:12-6:3, Stg.1:5; 3:17.

XIII. Mayordomía.

Creemos que Dios es la fuente de todas las bendiciones temporales y espirituales.

Creemos que todo lo que tenemos y lo que somos se lo debemos a El.

Creemos que los cristianos tienen una deuda espiritual con el mundo entero, un deposito santo en el evangelio, y una obligatoria mayordomía de sus posesiones.

Creemos que los cristianos están obligados a servir a Dios con su tiempo, sus talentos, y sus posesiones materiales, y deben reconocer que todo esto les ha sido confiado a fin de usarlo para la honra y la gloria de Dios y para ayudar a otros.

Creemos que de acuerdo con las Escrituras, los cristianos deben contribuir alegremente con lo que tienen, deben contribuir regular y sistemáticamente, de manera proporcional y liberal para la extensión de la causa de Cristo en la tierra.

Gn.14:20, Lv.7:30-32, Dt.8:18, Mal.3:8-12, Mt.6:1-4.19-21; 19:21; 23:23; 25:14-19, Lc.12:16-21.42; 16:1-13, Hch.2:44-47; 5:1-11; 17:24.25; 20:35, Ro.6:6-22; 12:12, 1co.4:1.2; 6:19.20; 12; 16:1-4, 2Co.8-9; 12:15, Fi.4:10-18, 1P.1:18-19.

XIV. La cooperación.

Creemos que el pueblo de Cristo debe, según la ocasión lo requiera, organizar las Asociaciones  y Convenciones que sean convenientes para lograr la cooperación que se necesita a fin de realizar los grandes objetivos del reino de Dios.

Creemos que tales organismos no tienen autoridad uno sobre otro ni sobre las Iglesias.

Creemos que son cuerpos voluntarios que sirven para aconsejar, y son designados para descubrir, combinar y dirigir las energías de nuestro pueblo de la manera mas eficaz.

Creemos que los miembros de las Iglesias neotestamentarias deben de cooperar unos con otros para fomentar el ministerio misionero, educativo y benevolente para la extensión del reino de Cristo.

Creemos que la unidad cristiana en el sentido del Nuevo Testamento consiste en la armonía espiritual y en la cooperación voluntaria para lograr los fines comunes de los varios grupos del cuerpo de Cristo.

Creemos que la cooperación es deseable entre las diferentes denominaciones cristianas, cuando el fin que desea alcanzarse esta justificado en si mismo, y cuando tal cooperación no incluye ninguna violación de la conciencia ni pone en peligro la lealtad a Cristo y a Su Palabra revelada en el Nuevo Testamento.

Ex.17:12; 18:17ss, Jue.7:21, Esd.1:3.4; 2:68.69; 5:14.15, Neh.4; 8:1-5, Mt.10:5.15; 20:1-16; 22:1-10; 28:19.20, M.2:3, Lc.10:1ss, Hch.1:13.14; 2:1ss; 4:31-37; 13:2.3; 15:1-35, 1Co.1:10-17; 3:5-15, 12, 2Co.8-9, Ga.1:6-10, Ef.4:1-16, Fi.1:15-18.

XV. El orden cristiano y social.

Creemos que cada cristiano esta bajo la obligación de procurar hacer que la voluntad de Cristo sea soberana en su vida y en la sociedad humana.

Creemos que los medios y los métodos empleados para mejorar la sociedad y para el establecimiento de la justicia entre los hombres pueden ser verdadera y permanentemente útiles solo cuando tienen sus raíces en la regeneración del individuo por la gracia salvadora de Dios en Cristo Jesús.

Creemos que el cristiano debe de oponerse, en el espíritu de Cristo, a toda de forma de codicia, egoísmo y vicio.

Creemos que el cristiano debe trabajar a fin de proveer para los huérfanos, los necesitados, los ancianos, los indefensos y los enfermos.

Creemos que el cristiano debe procurar hacer que la industria, el gobierno, y la sociedad como un todo este bajo el predominio de los principios de justicia, verdad y amor fraternal.

Creemos que el cristiano para promover estos fines debe estar listo para trabajar con todos los hombres de buena voluntad en cualquier causa buena, siempre cuidándose de actuar en el espíritu de amor sin abandonar su lealtad a Cristo y a Su verdad.

Ex.10:3-17, Lv.6:2-5, Dt.10:12; 27:17, Sal.101:5, Mi.6:8, Za.8:16, Mt.5:13-16.43-48; 22:36-40; 23:35, Mc.1:29-34; 2:3ss; 10:21, Lc.4:18-21; 10:27-37; 20:25, Jn.15:12; 17:15, Ro.12:14, 1Co.5:9.10; 6:1-7; 7:20-24; 10:23-11:1, Ga.3:26-28, Ef.6:5-9, Col.3:12-17, 1Ts.3:12, Fil., Stg.1:27; 2:8.

XVI. La paz y la guerra.

Creemos que es deber de todo cristiano buscar la paz con todos los hombres, basándose en los principios de justicia.

Creemos que el cristiano debe hacer todo lo que este de su parte para poner fin a la guerra, de acuerdo al espíritu y enseñanzas de Cristo.

Creemos que el verdadero remedio para acabar con el espíritu de guerra es el evangelio de nuestro Señor Jesucristo.

Creemos que la verdadera necesidad del mundo es la aceptación de las enseñanzas del Señor en todos los asuntos del hombre y de las naciones, y es también la aplicación practica de Su ley y amor.

Is.2:4, Mt.5:9.38-48; 6:33; 26:52, Lc.22:36.38, Ro.12:18.19; 13:1-7; 14:19, He.12:14, Stg.4:1-2.

XVII. Libertad religiosa.

Creemos que solamente Dios es el Señor de la conciencia, y El ha dejado libre de las doctrinas y de los mandamientos de los hombres que son contrarios a su palabra y que no se encuentran en ella.

Creemos que la Iglesia y el estado deben estar separados.

Creemos que el estado debe a toda Iglesia protección y completa libertad en el cumplimiento de su obra espiritual.

Creemos que al conceder esta libertad, el estado no debe de favorecer mas a un grupo eclesiástico o denominación que a otro.

Creemos que el gobierno civil es ordenado por Dios, y el cristiano tiene el deber de rendirle real obediencia en todas las cosas que no sean contrarias a la voluntad revelada de Dios.

Creemos que la Iglesia no debe de recurrir al poder civil para realizar su obra. El evangelio de Cristo considera solo los medios espirituales para el logro de sus fines.

Creemos que el estado no tiene derecho a imponer castigos por opiniones religiosas de ninguna clase.

Creemos que el gobierno o tiene derecho de imponer contribuciones para el sostenimiento de ninguna religión.

Creemos que el ideal cristiano es una Iglesia libre en un estado libre, y esto implica el derecho que tienen todos los hombres al libre acceso a Dios y el derecho de crear y propagar opiniones en la esfera de la religión, sin impedimento del poder civil.

Gn.1:27; 2:7, Mt.6:6.7.24; 16:26; 22:21, Jn.8:36, Hch.4:19.20, Ro.6:1.2; 13:1-7, Ga.5:1.13, Fi.3:20, 1Ti.2:12, Stg.4:12, 1P.2:12-17; 3:11-17; 4:12-19.

PRINCIPIOS BAUTISTAS


I.    Autoridad.

1.    CRISTO EL UNICO SEÑOR.



La fuente ultima y final de autoridad es Jesucristo El Señor,  cada área de la vida debe estar sujeta a Su señorío.

Creemos que la fuente ultima y final de autoridad cristiana es Jesucristo El Señor. Su señorío brota de su eterna deidad y poder, como un ungido Hijo de Dios soberano, y de su redención vicaria y su resurrección victoriosa.

Creemos que Su autoridad es la expresión de amor justo, infinita sabiduría y santidad divina.

Creemos que esta autoridad se aplica a la totalidad de la vida, y la integridad y unidad al propósito cristiano, fortaleza al compromiso cristiano y motivación a la lealtad cristiana.

Creemos que Su autoridad demanda obediencia voluntaria a los mandamientos de Cristo, dedicación a Su servicio, fidelidad a Su reino y la mas profunda devoción a El como el Señor viviente.


2.    LA BIBLIA

La Biblia, como revelación inspirada de la voluntad de Dios, completada totalmente en la vida y enseñanza de Jesucristo, es nuestra regla autoritativa de fe y practica.

Creemos que la Biblia habla con autoridad porque es la Palabra de Dios.

Creemos que ella es la regla final de fe y practica por que es el testimonio inspirado y fidedigno de las poderosas Obras de Dios en la revelación de Si mismo y la redención, todo lo cual se cumplió en la vida, enseñanzas y obra redentora de Jesucristo.

Creemos que la Biblia revela la mente de Cristo y enseña el significado e Su señorío.

Creemos que la Biblia es la autoridad final para conducir a las personas hacia Cristo y guiarles en todos los asuntos de la fe cristiana y del deber moral.

Creemos que es responsabilidad de cada cristiano leer la Biblia, buscad el significado de su mensaje por medio de la investigación y la oración y de poner la vida diaria bajo la disciplina e instrucción Bíblicas.


3.    EL ESPIRITU SANTO.

El Espíritu Santo es Dios revelándose activamente a Si mismo y revelando Su voluntad al hombre. Por lo tanto el Espíritu Santo interpreta y confirma la voz de la autoridad divina.

Creemos que el Espíritu Santo es Dios activamente presente en el mundo y particularmente, en la experiencia humana.

Creemos que el Espíritu Santo es Dios revelándose a Si mismo y revelando Su voluntad al hombre.

Creemos que el Espíritu Santo es la Voz de la autoridad divina.

Creemos que el Espíritu Santo es el espíritu de Cristo y que su autoridad es la voluntad de Cristo.

Creemos que por cuanto la Biblia llego a existir cuando hombres inspirados por el Espíritu Santo hablaron por Dios, la verdad de la Biblia expresa la voluntad del Espíritu Santo y es recibida por la iluminación del Espíritu Santo.

Creemos que el Espíritu Santo convence a los hombres de pecado, de justicia y de juicio, haciendo así efectiva la obra salvadora de Cristo para la salvación del individuo.

Creemos que el Espíritu Santo mora en el corazón de cada creyente, actuando como el abogado delante de Dios y como el interprete de Dios delante del hombre.

Creemos que el Espíritu Santo llama al creyente a confianza y obediencia, y produce de este modo en su vida los frutos de santidad y amor.

Creemos que el Espíritu Santo procura lograr y perfeccionar la voluntad de Dios y Su propósito entre los hombres.

Creemos que el Espíritu Santo otorga poder a los cristianos para la obra del ministerio, y santifica y preserva a los redimidos para la alabanza de Cristo.

Creemos que el Espíritu Santo provoca una respuesta dinámica a someterse al señorío de Cristo, y la obediencia creativa y fiel a la palabra de Dios.


II.    El Ser humano.

1.    SU VALOR.

Cada ser humano es creado a la imagen de Dios y por consiguiente merece respeto y consideración como una persona de infinita dignidad y valor.

Creemos que la Biblia revela que cada ser humano es creado a la imagen de Dios y por lo tanto es único, precioso e irremplazable.

Creemos que el hombre creado como un ser racional es responsable ante Dios y ante su prójimo.

Creemos que cada hombre como individuo es distinto de las demás personas, pero esta ligado a ellas por cuanto nadie vive para si mismo.

Creemos que Jesucristo murió por todas las personas.

Creemos que el hecho de cada de humano ha sido creado por Dios y que Cristo murió por cada uno de ellos, es la fuente de sublimidad y valor.

Creemos que cada persona ostenta el derecho innato de ser reconocido y aceptado como un ser humano, sin importar el color de u piel, nacionalidad o etnia, credo o cultura.


2.    SU COMPETENCIA

Cada persona es competente, bajo Dios, para hacer sus propias decisiones morales y religiosas, y es responsable hacia Dios de todo asunto de obligación religiosa y moral.

Creemos que por ser creados a la imagen de Dios el hombre tiene responsabilidad por sus decisiones morales y religiosas.

Creemos que bajo la dirección del Espíritu santo el hombre tiene que dar una repuesta personal al llamado que Dios hace en el Evangelio de Jesucristo.

Creemos que cada hombre es responsable de tener comunión con Dios y de crecer en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor.

Creemos que el hombre es responsable de buscar la verdad y al encontrarla es así mismo responsable de actuar conforme a sea verdad.

Creemos que los creyentes jamás son libres como para asumir posiciones neutrales en asuntos de conciencia y convicción.


3.    SU LIBERTAD

Toda persona es libre ante Dios en todo asunto de conciencia, y tiene el derecho de aceptar o no una determinada religión y también tiene el derecho de dar testimonio de su creencia religiosa.

Creemos que la libertad de conciencia y religión es total para cada uno de los hombres.

Creemos que cada hombre es libre para aceptar o rechazar determinada religión, como también es libre para cambiar su fe, predicar o enseñar la verdad tal y como el la percibe, reconociendo ese mismo derecho en los demás.

Creemos que todo hombre tiene el derecho de expresar su adoración, tanto en publico como en privado, así como de invitar a otros a sus actos de adoración y demás actividades de su Iglesia.

Creemos que cada hombre tiene el derecho de poseer la propiedad y todas las instalaciones necesarias para divulgar su fe.

Creemos que la libertad religiosa es un derecho otorgado por Dios y no es un privilegio otorgado, o negado o tolerado por el estado o cualquier cuerpo religioso.


III.    La vida cristiana.

1. SALVACION POR GRACIA.

La salvación del pecado es el don gratuito de Dios por medio de la fe en Jesucristo, con la única condición de la confianza y entrega a Jesucristo.

Creemos que gracia es la provisión amorosa y misericordiosa de Dios para la mas alta necesidad del hombre perdido.

Creemos que el hombre en su estado natural es egoísta, egocéntrico, y orgulloso, así mismo esta esclavizado a Satanás y espiritualmente se halla muerto en sus delitos y pecados.

Creemos que el hombre es incapaz de salvase a si mismo.

Creemos que Dios en su gracia busca al hombre a pesar de su inmoralidad y rebeldía.

Creemos que el hombre no tiene mérito alguno en su salvación, sino que esta es el propósito e iniciativa divinas.

Creemos que es imposible alcanzar salvación por medio de la observación de sacramentos o la virtud moral, sino que es misericordia de Dios.

Creemos que la salvación es un don gratuito de Dios al hombre por medio de Jesucristo, con  la única condición de arrepentimiento y confianza en Jesucristo.
Creemos que la salvación que es por gracia por medio de la fe trae al hombre trae al hombre a Cristo, siendo su vida transformada para caracterizase por la santidad y buenas obras.

Creemos que la misma gracia por la que el hombre es salvado da la seguridad del perdón y ayuda de Dios al vivir la vida cristiana.


2. LAS DEMANDAS DEL DISCIPULADO.

Las demandas del discipulado cristiano, basado en el reconocimiento del señorío de Cristo, se relaciona a la totalidad de la vida y es un llamado a la obediencia y devoción absolutas.

Creemos que el discipulado cristiano se inicia en el momento mismo de la conversión.

Creemos que el discípulo cristiano se desarrolla a medida que el creyente permanece en Cristo y obedece sus mandamientos.

Creemos que el creyente aprende la verdad de Cristo en relación directa de su obediencia a la misma.

Creemos que la obediencia demanda del creyente someter sus ambiciones personales a la voluntad de Dios.

Creemos que la obediencia llevo a Cristo a la cruz y exige que cada discípulo tome su propia cruz y le siga.

Creemos que llevar la propia cruz se expresa de muchas maneras en la vida diaria de cada discípulo; este buscara primero el reino de Dios y Su justicia; será totalmente fiel a Cristo y la comisión por El encomendada; su vida diaria manifestara disciplina, pureza, integridad amor cristiano.


3    EL SACERDOCIO DE TODOS LOS CREYENTES.

Cada creyente tiene acceso directo a Dios por medio de Cristo siendo así su propio sacerdote y llega a ser un sacerdote para Cristo a favor de las demás personas.

Creemos que cada ser humano tiene acceso a Dios para pedir perdón por medio del arrepentimiento y la fe.

Creemos que el hombre no necesita de ningún individuo o Iglesia para otorgarle la salvación.

Creemos que hay un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo el Señor.

Creemos que después de su conversión a Cristo, el creyente tiene acceso directo a Dios por medio de Jesucristo.

Creemos que el creyente ha entrado a un sacerdocio y tiene el privilegio de servir por Cristo a todos los hombres.

Creemos que el creyente es llamado a compartir con otros hombres su fe y servirles en el nombre y espíritu del Señor.

Creemos que el sacerdocio de todos los creyentes significa que todos los miembros sirven como iguales delante de Dios en una Iglesia local.


IV.    La Iglesia.

1.    SU NATURALEZA.

La Iglesia es la comunión de personas redimidas por Cristo y hechas una en la familia de Dios. Es un compañerismo de creyentes bautizados asociados voluntariamente para la adoración, edificación mutua y servicios.

Creemos que la Iglesia es una comunión de personas redimidas por Jesucristo.

Creemos que es un cuerpo local de compañerismo de creyentes bautizados, asociados voluntariamente para la adoración, el estudio de la Biblia, el servicio cristiano, la disciplina, y la evangelización.


2.    MEMBRESIA:

La membresía en una Iglesia local es un privilegio para personas creyentes que aceptan voluntariamente el bautismo.

Creemos que la Iglesia local es un compañerismo de creyentes bautizados, asociados por n pacto de fe y comunión en el evangelio.

Creemos que una persona es apta para la membresía cuando se entrega  Cristo y se bautiza voluntariamente.


3. ORDENANZAS:

El bautismo y la cena del Señor son las dos ordenanzas simbólicas de la Iglesias, reflejando así  realidades  espirituales.

Creemos que el bautismo y la cena del Señor son las dos ordenanzas de la Iglesia.

Creemos que ambas son simbólicas.

Creemos que el bautismo debe ser administrado por la Iglesia y es por inmersión en agua y solo es para creyentes.

Creemos que en el bautismo el creyente es simbólicamente sepultado con Cristo y resucitado con El para andar en novedad de vida.

Creemos que la cena del Señor, observada por medio de los símbolos del pan y la copa, es un examen serio del corazón del creyente y un recordatorio de gratitud de Cristo y el anuncio de su retorno.


4. GOBIERNO:

La Iglesia local es un cuerpo autónomo bajo la única autoridad de Cristo, su cabeza. Su gobierno es democrático y refleja la igualdad y responsabilidad de cada creyente bajo el señorío de Cristo.

Creemos que la autonomía de la Iglesia local esta basada en el hecho de que Cristo esta presente y es la cabeza de cada congregación.

Creemos que la Iglesia no puede estar subordinada al gobierno de otro cuerpo religioso.

Creemos que la democracia, o gobierno congregacional, promueve y provee una participación responsable en las deliberaciones y trabajo de la Iglesia.

Creemos que ni la mayoría ni la minoría, ni siquiera la unanimidad, refleja necesariamente la voluntad de Dios.


5. IGLESIA Y ESTADO:

La Iglesia y el estado son ambos ordenados por Dios y responderán ante El. Ambos deben de permanecer separados, reconociéndose y apoyándose mutuamente.

Creemos que la Iglesia y el estado han sido ordenados por Dios y responderán ante El.

Creemos que cada uno cumple un propósito divino.

Creemos que ambos deben de permanecer separados sin atentar contra el derecho uno de otro.

Creemos que el estado fue ordenado por Dios para ejercer la autoridad civil, mantener el orden y promover el bienestar publico.

Creemos que la Iglesia es un compañerismo voluntario de creyentes unidos bajo el señorío de Cristo.

Creemos que los creyentes deben obedecer al estado en tanto no atente a la obediencia a Dios.

Creemos que el estado debe proteger y asegurar libertad a la Iglesia para el desempeño de su obra espiritual
 
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